Las obras de Arévalo Martínez, tanto en la prosa como en la poesía, demuestran la inquietud del autor hacia el misticismo. Busca y experimenta en diferentes formas, tratando de analizar y estabilizar la personalidad interior del ser humano. Indudablemente un hombre inquisitivo y de gran fe.
Con respecto a su forma literaria, Max Henríquez Ureña nos dice: “...una personalidad independiente y única en las letras hispanoamericanas.” Continua Henríquez Ureña, “La tónica de su poesía es la de un lirismo muy personal y muy hondo...” Henríquez Ureña también le reconoce méritos muy peculiares en la prosa, en específico en el género de la novela.
Arévalo Martínez desempeño un papel crucial en la literatura del siglo XX de Centro América. Con Francisco Fernández fundó, dirigió y redactó la revista Juan Chapín, órgano principal del grupo de autores conocidos como la Generación de 1910. Estos fueron los jóvenes, Arévalo Martínez entre ellos, que guiaron la literatura de Guatemala fuera del Modernismo y la enfocaron hacia las nuevas tendencias contemporáneas. Más tarde Arévalo Martínez trazó su propia senda que sólo él habría de caminar. Pero son muchos, entre los escritores que hemos leído del país del quetzal, que le agradecen los consejos al maestro de gramática.
También redactó en otros periódicos y revistas nacionales y extranjeras, entre las cuales: La República, El Nuevo Tiempo y Centro América. Alcanzó el puesto de Director de la Biblioteca Nacional de Guatemala. Viajo a los Estados Unidos y países de América Central. Recibió varios reconocimientos por sus aportes a la literatura hispana. Fue condecorado con La Orden del Quetzal, la más prestigiosa condecoración de Guatemala y la Orden de Rubén Darío en el grado de Gran Cruz, la más prestigiosa de Nicaragua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.