Alejandra Molina pasó días y noches enteros haciendo que de la boca de los protagonistas de Narnia saliera “humo”. Ella es la creadora del “aliento” en la película de Disney que se exhibe en todo el mundo. “Los actores estaban en temperatura normal y necesitábamos que pareciera un clima extremadamente frío”, cuenta la diseñadora gráfica, quien junto a un equipo de 70 jóvenes de Studio C, desarrolló efectos especiales para el largometraje.
Los artistas trabajaron intensamente en turnos de hasta 48 horas para crear 350 escenas del largometraje. “Sólo llegaba a mi casa a cambiarme y regresaba al estudio”, dice Alejandra. “Lo más que logré dormir en los últimos meses fueron dos horas diarias”, comenta Miguel Monterroso, asistente de producción.
Disney encontró en Guatemala el mismo talento y el profesionalismo que hubiera hallado en uno de los grandes estudios estadounidenses, pero con una diferencia: aquí es más barato. “Me imagino que es una negocio lucrativo”, dice Miguel, “pero cuando uno nunca antes ha trabajado en cine entonces los primeros proyectos vienen siendo por amor al arte. Ves que tus horas con la familia y los amigos se reducen a nada, pero la experiencia lo vale. Se que cuando hagamos muchas películas va a ser diferente”, comenta.
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