Leonel del Cid es un artista dueño de un sinfín de recursos técnicos utilizando óleo, pastel, acuarela, mixta, lápiz, tinta, fundición en cemento, tallado en madera y grabado en madera y metal los cuales aplica en función de un efecto dramático por medio del cual logra no sólo conmover al espectador sino también hacerlo experimentar en carne propia el cúmulo de emociones implícitas en el drama con un estilo surrealista, figurativo y abstracto.
Poniéndola en la perspectiva de su larga trayectoria artística, la serie de Quijotes muestra a un Leonel del Cid que responde a necesidades expresivas en una obra de muy extravagante dinámica y creativa. Una mezcla de increíble de lo lírico, trágico, épico y cómico.
La imaginación de Don Quijote era la que transformaba las cosas de la vida cotidiana, de la realidad, a un plano fantástico de aventura. Así, con sus Obras de “El Quijote”, Leonel Del Cid nos muestra poco a poco su pintoresca personalidad.
El fuerte expresionismo de sus imágenes no se limita a los semblantes ni a los escenarios de los personajes sino también a la manera de construirlos pictóricamente: pinceladas decididas, esgrafiados poderosos, raspados de acentuado ritmo que dejan su rastro sobre los colores violentos, dibujo que no deja duda sobre las formas, las intenciones y las funciones expresivas de cada elemento, de cada línea, de cada trazo.
Los temas de la pintura de Leonel del Cid sean “El Quijote”, no es sólo Obra literaria sino propiamente pictórica, por las connotaciones irónicas y críticas sobre el hombre contemporáneo que se desprenden de su obra que se representa reiteradas veces la escena en que el armado caballero enfrenta a los molinos de viento, clásica imagen de la locura y de la sinrazón, así como del descalabro definitivo de todo idealismo, la búsqueda de la libertad y la justicia y los escenarios que van desde la placidez ideal atravesando una amplia gama de colores y semblantes emocionales, culminando en el desvarío y distorsionando la realidad con tintes de pesadilla sin saber que es lo más cuerdo o lo menos loco.
Sin duda su obra está ligada a un concepto ético de la libertad, que trae a su vez una serie de preguntas interesantes sobre ésta.
Poniéndola en la perspectiva de su larga trayectoria artística, la serie de Quijotes muestra a un Leonel del Cid que responde a necesidades expresivas en una obra de muy extravagante dinámica y creativa. Una mezcla de increíble de lo lírico, trágico, épico y cómico.
La imaginación de Don Quijote era la que transformaba las cosas de la vida cotidiana, de la realidad, a un plano fantástico de aventura. Así, con sus Obras de “El Quijote”, Leonel Del Cid nos muestra poco a poco su pintoresca personalidad.
El fuerte expresionismo de sus imágenes no se limita a los semblantes ni a los escenarios de los personajes sino también a la manera de construirlos pictóricamente: pinceladas decididas, esgrafiados poderosos, raspados de acentuado ritmo que dejan su rastro sobre los colores violentos, dibujo que no deja duda sobre las formas, las intenciones y las funciones expresivas de cada elemento, de cada línea, de cada trazo.
Los temas de la pintura de Leonel del Cid sean “El Quijote”, no es sólo Obra literaria sino propiamente pictórica, por las connotaciones irónicas y críticas sobre el hombre contemporáneo que se desprenden de su obra que se representa reiteradas veces la escena en que el armado caballero enfrenta a los molinos de viento, clásica imagen de la locura y de la sinrazón, así como del descalabro definitivo de todo idealismo, la búsqueda de la libertad y la justicia y los escenarios que van desde la placidez ideal atravesando una amplia gama de colores y semblantes emocionales, culminando en el desvarío y distorsionando la realidad con tintes de pesadilla sin saber que es lo más cuerdo o lo menos loco.
Sin duda su obra está ligada a un concepto ético de la libertad, que trae a su vez una serie de preguntas interesantes sobre ésta.
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